sábado, 3 de diciembre de 2011


Romanticismo Social y Juan Vicente Gonzales
                    En su deseo de provocar una transformación profunda que emancipe al hombre de la miseria y la ignorancia, los intelectuales románticos ponen su arte al servicio de las ideas reformistas. Novelas, poesías, dramas se convierten en emisarios de las nuevas doctrinas. Los escritores fundan organizaciones, participan en luchas ideológicas, y hasta algunos ofrendan sus vidas en nombre de la libertad de los pueblos.
En esa búsqueda, los románticos caen en sistemas utópicos, arrastrados por excesos imaginativos y sentimentales. Desean transformar la sociedad en nombre de loa justicia y los sentimientos. Los principales reformistas se dan en Francia Claudio Saint Simon (1769- 1825) y Carlos Fourier (1772- 1837) se hacen famosos como los representantes del Socialismo utópico que gana innumerables seguidores.
                      En Hispanoamérica, tal vez más que el Romanticismo Literario, es el Romanticismo Social el que obtiene mayores repercusiones con obras realmente sólidas. Argentina, la puerta del Romanticismo literario en América, es la primera en conocer las doctrinas sociales de Esteban Echeverría. Con él están Juan Bautista Alberdi (1810-1884) y Domingo Faustino Sarmientos (1811-1888). Por su parte, en Venezuela, tenemos a Juan Vicente González, Fermín Toro, Cecilio Acosta y Eduardo Blanco, quienes se preocupan por reflejar en sus obras la proyección de esas doctrinas liberales.
                  El Romanticismo Social fue una tendencia que intentó una nueva manera de interpretar y juzgar los hechos históricos y sociales, agregándoles también la imaginación y la sensibilidad en aquellas disciplinas que intentan instruir y hacer reflexionar a los hombres. En Europa, la primera reacción fue ir en contra de la forma como se hace Historia en el siglo XVII. Los historiadores neoclásicos se limitan a imitar los modelos de la antigüedad grecolatina. Una historia impersonal, imparcial y objetiva, donde no podía intervenir el yo del autor, para no faltar a la veracidad de los hechos. Los acontecimientos históricos se muestran desligados de los aspectos económicos y sociales. Las documentación utilizada no son documentos de archivos, sino sólo transcriben en forma fría y desapasionada las crónicas, las memorias y los anales que ya estaban redactados, sin hacer críticas, ni juicios sobre los hechos. 

Características del Romanticismo Social en Venezuela 

1. Visión Crítica de la Realidad
El historiador romántico conoce el hecho histórico y busca explicárselo y lo relaciona con el pasado para encontrar sus raíces.
2. La Empatía
El historiador se identifica con el hecho que narra. Lo presenta como si lo estuviese viviendo. Por eso da preferencia a la historia de su Patria.
3. Visión Subjetiva del hecho histórico
Como el yo del historiador siempre está presente, todo se carga de subjetividad; se emociona ante los hechos y toma partida ante ellos.
4. Apoyo en Fuentes Documentales
Los juicios elaborados por el historiador deben ser propios pero partiendo de documentos reales; por eso deben ir a la fuente más cercana y no basarse en crónicas o relatos de segunda mano.
5. Estilo Poético
Como los románticos escribían con emoción, su estilo debía adaptarse a esa circunstancia. Por esta razón la prosa utilizada tenía un tono declamatorio, que perseguía conmover, convencer y lo hace mediante giros y figuras poéticas como: metáforas, exclamaciones, interrogaciones, símiles e imágenes de todo tipo.

Biografía de Juan Vicente González
                          Juan Vicente González es considerado el primer gran escritor romántico en prosa del siglo XIX que tuvo Venezuela. Nacido en Caracas el 28 de mayo de 1810, su pasado es bastante oscuro. Se desconoce quien fue su padre y su madre, ya que fue abandonado en la casa del Realista Francisco González, quien le da su apellido y lo protege. Las circunstancias de su nacimiento, le ocasionaron problemas en la Caracas de entonces. Esto fue motivo para que más adelante se formara en él cierto carácter inadaptado y resentido. Él
mismo escribirá años más tarde: «Una mujer del pueblo formó mis entrañas, y una mujer que amaba al pobre, que era compañera del que sufría, cuidó de mis primeros años». Sus primeros estudios corrieron a cargo del presbítero José Alberto Espinosa, quien le protegió y orientó con sus consejos. Recibe el grado de Bachiller en 1828. Sus estudios universitarios contaron con la ayuda del Padre José Cecilio Ávila, a quien González años más tarde, rendirá encendido tributo de admiración y agradecimiento. En 1830 se gradúa de Licenciado en Filosofía. La primera doctrina religiosa que alumbró el camino de su fe, fue la cristiana. Interno en el presbiterio de los Neristas durante su infancia, realizó estudios de teología y sagrados cánones; pero por motivos que se ignoran, al final no coronó su carrera eclesiática. En 1836 casó con la señorita Josefa Rodil, virtuosa dama descendiente de una familia realista. Al matrimonio siguieron varios hijos: Juan Vicente, Jorge, Luis Eduardo e Isabel. De todos se distinguió el segundo, quien llegó a ser escritor y pedagogo de notables condiciones.
                                  Desde la separación de Venezuela de la Unión Grancolombiana, en el año de 1830, González empieza a participar en la vida política del país. Son los días en que empiezan a aparecer los partidos políticos. González titubea: una vez será liberal y después abrazará definitivamente el bando conservador. Su vida transcurre en uno de los períodos más oscuros y turbulentos de la República. El mismo escribe: «Nacido un año después que Venezuela dio su grito de independencia, criado en medio de los furores de la Guerra a Muerte y el ruido de sus combates, crecido entre las tempestades que precedieron a su organización definitiva y a su breve edad de oro, testigo y actor de los últimos acontecimientos, pertenezco a todas sus épocas por algún punto, conozco sus hombres y las pasiones e intereses que los movieron».
                            En su educación literaria puede situársele dentro del romanticismo y ya a partir de 1830, había comenzado a leer a franceses como Lamartine, Chateaubriand, Michelet, Víctor Hugo, Alejandro Dumas y los españoles Espronada, Zorrilla y el Duque de Rivas En 1840 figura entre los fundadores de «El Venezolano», periódico de corte liberal, al lado de Tomás Lander, Valentín Espinal, Urbaneja y Antonio Leocadio Guzmán. Pronto se distancia, sin embargo. Y cobra un odio feroz contra Guzmán, en torno al cual hará girar posteriormente toda su actuación pública. En 1846 funda “el Diario de la Tarde” con el que ataca la candidatura presidencial de Leocadio Guzmán. González resulta electo diputado, Durante este de 1846, González es el Jefe político del Cantón de Caracas, experimenta el placer de hacer prisionero a, Antonio Leocadio Guzmán, solicitado con urgencia por conspirador.
Cuando Monagas llega al poder, la situación política de González cambia. Su más encarnizado enemigo de ayer, humillado y por gracia de Monagas desterrado, después de haber sido condenado a muerte por el tribunal, aparece poco después en la dirección del Gobierno. Empieza para González su via-crucis. Sombras y tinieblas pueblan en las noches sus
reflexiones. Los Monagas se perpetúan en el poder.   
Durante esa época acontece el asesinato del Congreso, el 24 de enero de 1848. Era para entonces González, diputado. Aun cuando al día siguiente cedió a las presiones de Monagas para empatar el hilo constitucional y asistió a la sesión convocada, con este acto selló su retiro de la vida política de aquel momento. Entonces se dedicó a la enseñanza. Ya no como simple catedrático, lo cual había sido habitual en él desde su egreso de la Universidad, sino como propietario de un nuevo colegio: «El Salvador del Mundo» Su esposa lo secunda en la honrosa empresa. En los bancos del colegio se forma una generación brillante: Eduardo Blanco, Pedro Arismendi Brito, Julio Calcaño, Rafael Villavicencio, Marco Antonio Saluzzo, Agustín Aveledo y su propio hijo Jorge González Rodil. Los estudios en «El Salvador del Mundo», de acuerdo con las exigencias de la época, adquirieron la mayor seriedad humanística. Los alumnos aprendían el latín y el griego, y los exámenes eran verdaderos acontecimientos sociales y literarios en aquella Caracas de reducidos contornos. Por esta época se da su mayor actividad literaria, estrictamente de corte heroico que, a partir de 1846 había comenzado bajo el nombre de mesenianas. También funge como biógrafo de figuras como Martín Tovar y José Félix Ribas.
                                           En 1859 funda «El Heraldo». Su consigna es: «Contraer el solemne compromiso de refutar «El Patriota», «El Diario» y todo bicho guzmancista que alce golilla y la haga de escritor», y ataca en él a liberales y a paecistas por lo que en 1861 es encarcelado en las antiguas bóvedas de La Guaira. En diciembre del mismo año, es puesto en libertad, pero vuelve a caer preso en 1862 por idénticas razones.
                                               Desde el 60 la guerra había encendido nuevamente sus hogueras. Los federales Zamora, Falcón y Guzmán Blanco serán los jefes del movimiento. González se mantiene entre los dos fuegos. Su honradez política le impedía plegarse sumisamente a Páez y sus convicciones ideológicas le empujaban a odiar a los federales. En 1864 funda el periódico “El Nacional” donde defiende el gobierno de Crisóstomo Falcón Triunfante la Guerra Federal , González se refugia en las letras. Falcón, el caudillo de la revolución victoriosa, a su vez hombre de letras, lo acoge con respeto y deferencia. Juan Vicente González muere el 1 de Octubre de 1866 después de soportar una Gangrena y una Arterioesclerosis.

Pre_romanticismo. Epoca de Bolivar

Prerromanticismo
                                 El prerromanticismo fue un movimiento literario que se desarrolla en Europa a lo largo del siglo XVIII y cuyo ocaso transcurre en las últimas décadas de la centuria, en total oposición al Neoclasicismo.
                             Durante el siglo XVIII triunfan en Europa las ideas clásicas francesas del siglo anterior (Neoclasicismo). Mas, a la vez, se va forjando en varios países una reacción de signo radicalmente contrario. 

Características del Prerromanticismo

* Afirma el predominio del sentimiento frente a la razón. En sus obras, los escritores expresan sus sentimientos más tristes y exaltados.
* Rechazan las "reglas", aunque algunos escritores prerrománticos las aceptan.
                 * Frente a la naturaleza arreglada y tranquila típica de los escritores neoclasicistas, los prerrománticos y más tarde los románticos prefieren lugares esotéricos y misteriosos, como cementerios, escenas nocturnas, tormentas, apariciones de fantasmas, etc.
* Desaparición del tono didáctico de las obras
* La libertad como valor absoluto.
                      * Puesta en entredicho de las reglas y preceptos del Neoclasicismo. De ahí que el teatro sin reglas de Shakespeare, despreciado por los neoclásicos, sea alabado por los prerrománticos.
* Repetición de palabras, de sintagmas, como muestra de obsesión, o de perturbación.
* Frecuente sobre todo la anáfora del verbo o sustantivo al principio de frase o de verso.
 * Recursos de sonoridad: palabras violentas, broncas, rebuscadas, que a veces se acumulan en la obtención de efectos trepidantes
* Innovaciones lingüísticas tendentes a la intensificación léxica, a veces mediante sufijos o prefijos nuevos o inusitados.

Simón Bolívar
                Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios Ponte y Blanco, mejor conocido como Simón Bolívar, (Caracas, 24 de julio2 de 1783 — Santa Marta, Colombia, 17 de diciembre de 1830) fue un militar y político de la Gran Colombia, una de las figuras más destacadas de la Emancipación Americana frente al Imperio español. Contribuyó de manera decisiva a la independencia de las actuales Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela. Le fue concedido el título honorífico de Libertador por el Cabildo de Mérida en Venezuela que, tras serle ratificado en Caracas, quedó asociado a su nombre. Los problemas para llevar adelante sus planes fueron tan frecuentes que llegó a afirmar de sí mismo que era "el hombre de las dificultades" en una carta dirigida al general Francisco de Paula Santander en 1825. Participó en la fundación de la Gran Colombia, nación que intentó consolidar como una gran confederación política y militar en América, de la cual fue Presidente.                                                                            Bolívar es considerado por sus acciones e ideas el "Hombre de América" y una destacada figura de la Historia Universal, ya que dejó un legado político en diversos países latinoamericanos, algunos de los cuales le han convertido en objeto de veneración nacionalista. Ha recibido honores en varias partes del mundo a través de estatuas o monumentos, parques, plazas, etc. 

Cartas escritas por Bolivar

Carta de Jamaica
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Kingston, setiembre 6 de 1815
“Es más difícil, dice Montesquieu, sacar un pueblo de la servidumbre, que subyugar uno libre. Esta verdad está comprobada por los anales de todos los tiempos, que nos muestran las más de las naciones libres sometidas al yugo, y muy pocas de las esclavas recobrar su libertad. A pesar de este convencimiento, los meridionales de este continente han manifestado el conato de conseguir instituciones liberales, y aun perfectas; sin duda, por efecto del instinto que tienen todos los hombres de aspirar a su mejor felicidad posible, la que se alcanza infaliblemente en las sociedades civiles, cuando ellas están fundadas sobre las bases de la justicia, de la libertad, y de la igualdad. Pero ¿Se puede concebir que un pueblo recientemente desencadenado, se lance a la esfera de la libertad, sin que, como a Icaro, se le deshagan las alas y recaiga en el abismo? Tal prodigio es inconcebible, nunca visto. Por consiguiente, no hay un raciocinio verosímil que nos halague con esta esperanza.
Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria. Aunque aspiro a la perfección del gobierno de mi patria, no puedo persuadirme que el Nuevo Mundo sea por el momento regido por una gran república; como es imposible, no me atrevo a desearlo; y meno deseo aún una monarquía universal de América, porque este proyecto, sin ser útil, es también imposible. Los abusos que actualmente existen no se reformarían, y nuestra regeneración sería infructuosa. Los Estados americanos han menester de los cuidados de gobiernos paternales que curen las llagas y las heridas del despotismo y la guerra. La metrópoli, por ejemplo, sería México, que es la única que puede serlo por su poder intrínseco, sin el cual no hay metrópoli. Supongamos que fuese el Istmo de Panamá, punto céntrico para todos los extremos de este vasto continente; ¿no continuarían estos en la languidez, y aun en el desorden actual? Para que un solo gobierno dé vida, anime, ponga en acción todos los resortes de la prosperidad pública, corrija, ilustre y perfeccione al Nuevo Mundo, sería necesario que tuviese las facultades de un Dios, y cuando menos las luces y virtudes de todos los hombres.
El espíritu de partido que al presente agita a nuestros Estados, se encendería entonces con mayor encono, hallándose ausente la fuente del poder que únicamente puede reprimirlo. Además, los magnates de las capitales no sufrirían la preponderancia de los metropolitanos, a quienes considerarían como a otros tantos tiranos; sus celos llegarían hasta el punto de comparar a
estos con los odiosos españoles. En fin, una monarquía semejante sería un coloso diforme, que su propio peso desplomaría a la menor convulsión. 
Mr. de Pradt ha dividido sabiamente a la América en 15 a 17 Estados independientes entre sí, gobernados por otros tantos monarcas. Estoy de acuerdo en cuanto a lo primero, pues la América comporta la creación de 17 naciones; en cuanto a lo segundo, aunque es más fácil conseguirlo, es menos útil; y así, no soy de la opinión de las monarquías americanas. He aquí mis razones. El interés bien entendido de una república se circunscribe en la esfera de su conservación, prosperidad y gloria. No ejerciendo la libertad imperio, porque es precisamente su opuesto, ningún estímulo excita a los republicanos a extender los términos de su nación, en detrimento de sus propios medios, con el único objeto de hacer participar a sus vecinos de una constitución liberal. Ningún derecho adquieren, ninguna ventaja sacan venciéndolos, a menos que los reduzcan a colonias, conquistas, o aliados, siguiendo el ejemplo de Roma. Máximas y ejemplos tales están en oposición directa con los principios de justicia de los sistemas republicanos; y aun diré más, en oposición manifiesta con los intereses de sus ciudadanos; porque un Estado demasiado extenso en sí mismo o por sus dependencias, al cabo viene en decadencia, y convierte su forma libre en otra tiránica; refleja los principios
que deben conservarla, y ocurre por último al despotismo. El distintivo de las pequeñas repúblicas es la permanencia; el de las grandes, es vario, pero siempre se inclina al imperio. Casi todas las primeras han tenido una larga duración; de las segundas sólo Roma se mantuvo algunos siglos, pero fue porque era república la capital y no lo era el resto de sus dominios, que se gobernaban por leyes e instituciones diferentes.” 

Carta a Manuelita

De Simón Bolívar a Manuela Sáenz
Manuela:
Llegaste de improviso, como siempre. Sonriente.
Notoria. Dulce. Eras tú. Te miré. Y la noche fue
tuya. Toda. Mis palabras. Mis sonrisas. El
viento que respiré y te enviaba en suspiros. El
tiempo fue cómplice por el tiempo que alargué el
discurso frente al Congreso para verte frente a mí,
sin moverte, quieta, mía…
Utilicé las palabras más suaves y contundentes; sugerí espacios
terrenales con problemas qué resolver mientras mi imaginación te
recorría; los generales que aplaudieron de pie no se imaginaron que
describía la noche del martes que nuestros caballos galoparon al
unísono; que la descripción de oportunidades para superar el
problema de la guerra, era la descripción de tus besos. Que los
recursos que llegarían para la compra de arados y cañones, era la
miel de tus ojos que escondías para guardar mi
figura cansada, como me repetías para
esconder las lágrimas del placer que te
inundaba.
Y después, escuché tu voz. Era la misma. Te
di la mano, y tu piel me recorrió entero. Igual… que los minutos
eternos que detuvieron las mareas, el viento del norte, la rosa de los vientos, el tintineo de las estrellas colgadas en jardines secretos y el arco iris que se vio hasta la media noche. Fuiste todo eso, enfundada en tu uniforme de charreteras doradas, el mismo con el que agredes la torpeza de quienes desconocen cómo se construye la vida. Mañana habrá otra sesión del Congreso. ¿Estarás? Simón.



Literatura neoclasica


Literatura  neoclásica

                  El Neoclasicismo tuvo mucha portancia en América durante el siglo XIX, cuando la independencia de la región cobraba más fuerza.Los  temas que predominaban en aquella poesía neoclásica americana fueron:
La exaltación de la belleza americana, como manifestación del orgullo y de la nueva conciencia producto de las luchas emancipadoras.
Las grandes hazañas de héroes que buscaban la emancipación de sus pueblos.
Pero igualmente buscaba sobre todo el principio de la universalidad, que presenta dos facetas claras: por un lado podía significar y así ocurrió en los mejores escritos de aquel tiempo, un apelar a lo universal que hiciese comprensibles, en cualquier tiempo y lugar, las máximas creaciones.
El arte, en cuanto imitaciones de la naturaleza universal, significa también algo muy limitado y limitador. Con excesiva ligereza se dio por bueno que los hombres eran iguales en todas partes y que el tipo humano de la época de cada cual era el único justo y apropiado para representar a la humanidad.
Así pues, encontrar un alto contenido ideológico en la poesía neoclásica americana era frecuente, no sólo por el momento que se vivía, sino porque mostrar elementos educativos, ideológicos y moralizantes era una de las características del neoclasicismo. Para describir este aspecto con mayor detalle, se hará referencia al poeta venezolano Andrés Bello.
Por ejemplo, Andrés Bello publicó dos grandes obras: "Alocución a la Poesía" en 1.823 y "Silva a la Agricultura" en 1.826. Para este momento histórico, casi todos los países americanos habían alcanzado su independencia política; pero en el aspecto cultural se encontraban en su mayor atraso. Esta situación hace que Bello se convierta en el abanderado de la independencia cultural americana.
                    Los anhelos de alcanzar lo universal y lo típico fácilmente se convirtieron en anhelo de idealizar. "Naturaleza" podía también significar naturaleza ideal, naturaleza como debe ser, medidas con normas morales y estéticas. Se había de mostrar a la naturaleza en toda su hermosura, la belle nature: lo cual suponía, además de una selección de la naturaleza, realzarla y perfeccionarla.
Estas ideas procedían de la teoría del arte: la escultura debía de representar el cuerpo humano no tal cual es, sino como idealmente debe ser. Así se contaba la historia del pintor Zenus, que había reunido las más hermosas doncellas de Crotores a fin de pintar lo más bello de cada una, la pierna de esta, la mano de la otra, el muslo o el busto de una tercera, y de esta forma podemos ver que esta historia sirve que idealizar consiste en hacer selección de lo que la naturaleza nos da.
Lo ideal fue un factor importante en buena parte de la teoría neoclásica.
Si atendemos ahora a lo que nos enseña el neoclasicismo , la estructura de la obra artística, tendríamos que admitir, que sus teorías dan, por lo común, muy pobre idea de las relaciones entre contenido y forma. Aristóteles había abierto el camino hacia una concepción orgánica de la obra artística: claramente había de una "unión estructural de las partes, de tal suerte que si una de ellas se desplaza o desaparece, el todo se descompondrá y alterará".
Pero el Renacimiento no recogió esta intuición de la unidad de la obra artística, y el neoclasicismo se contenta con hacer la dicotomía del fondo y forma.
Se solía descomponer la obra de arte en categorías casi independientes; y así, la fábula, los personajes, la dicción, el pensamiento y el metro, que en el análisis de la tragedia, según Aristóteles, constituida una unidad, fueron fragmentados y tratados separadamente.
Lo que nadie puede negar es que las reglas ejercieron una influencia paralizadora aún sobre los más grandes escritores. Basta tratar el caso de Corneille, que durante casi toda su vida hubo de combatir por su independencia artística, a pesar del profundo respeto que sentía por la autoridad eclesiástica, estatal y por los antiguos autores.
Rara vez fueron definidas las reglas de un modo general, sino particularizadas según los géneros literarios. La distinción por géneros era fundamental. Autoridades clásicas, para las principales divisiones dramáticas y épicas, son Aristóteles y Horacio.
Sin embargo, a la lírica la trataban con independencia según sus formas: odas, elegía, sátira. En el estudio de la literatura se atendía, cada vez más, al marco y ambiente en que se desenvuelve.
Empezó a discutirse la influencia de la estabilidad social, la paz y la guerra, la libertad y el despotismo, sobre la creación literaria. Poco a poco fue tomando cuerpo la idea  de que el carácter nacional ejerce función determinante en la literatura.
La historia de la literatura solía reducirse en los límites de lo nacional, pues el patriotismo fue una de sus principales razones de ser; pero rápidamente creció el conocimiento de la actividad literaria de las otras naciones.
Así, los franceses empezaban a descubrir la literatura inglesa pero a través de los cristales de su propio gusto, e incluso llegan a afirmar la inferioridad general de la literatura inglesa.
Así pues, vemos que hacía mediados del siglo XVIII, la extrema tensión a que estaba sometido el credo neoclásico le hace desgarrarse con la mayor violencia e ímpetu.
El deseo de independencia intelectual se hace explicito por vez primera en la Alocución a la Poesía de Andrés Bello, la primera de sus dosSilvas americanas. Bello había ido a Inglaterra en 1810, junto con Bolívar en representación de los patriotas de Venezuela. Su Alocución apareció como una especie de programa editorial en las páginas iniciales de una revista que el y el colombiano Juan García del Río publicaron en Londres, en 1823, con el titulo de “Biblioteca Americana”. Muchos años después, el argentino Juan María Gutiérrez critico e historiador de la cultura, reprodujo el poema como introducción declaratoria en nuestra primera gran antología, la “América poética”, su estilo se ha dicho que es clásico, concebido dentro del molde romano, con un toque del aroma nativo de nuestro suelo. No escribió Bello muchas poesías originales, tenia mas de erudito que de poeta, tradujo o imito muchos tipos de poesía, desde Plauto y los Nibelungos hasta Byron y Hugo. En ocasiones tomaba un poema de una lengua extranjera y lo adaptaba a las circunstancias de la propia vida.
                                                El neoclasicismo se presento en el panorama de la literatura a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII, como la correspondencia artística a los dictados semánticos y racionalistas de la ideología establecida por la Ilustración. Es un movimiento espiritual literario y cultural que pretendía recuperar el gusto y los principios del clasicismo. Una corriente literaria que se opone a los excesos en que había caído el barroco, esta corriente en su lugar es llamado Clasicismo y en los demás países que la adoptan, ya en el siglo XVIII es conocida como Neoclasicismo.
Mientras en casi toda Europa se seguían los postulados barrocos, en Francia el fenómeno cultural era distinto. En el siglo XVII francés, el espíritu proveniente de la época clásica y del Renacimiento reapareció con dramaturgos como Pierre Corneille, Jean Racine, Jean Baptiste Poquelin (Moliere), con fabulistas como Jean de la Fontaine y con preceptistas como Nicolas Boileau, que ofrecieron los primeros testimonios de las maneras neoclásicas. Surgen también oradores notables como Benigno Bossuett quien como historiador compuso para su alumno, el futuro Luis XIV, “Discursos sobre la Historia Universal”, y Marie-Madeleine Pioche de la Vergne escritor de ficción, y condesa de La Flayette.
El siglo XVIII, hizo surgir una nueva tendencia política, el Despotismo Ilustrado, una nueva forma del Absolutismo, con un barniz de ideas humanitarias surgidas de la ilustración. Los gobernantes de esta tendencia política convivieron con las ideas racionalistas y favorecieron la literatura neoclásica. En esta época renacieron las academias y surgieron los alones literarios, participando abiertamente las mujeres
Entre los principales escritores neoclásicos franceses se encuentran los tres grandes ilustrados (Voltaire, Montesquieu y Rousseau) pero también se debe recordar a Pierre Bayle, Denis Diderot, George Louis Lecler, Carlos de Secondat y a Chamblain de Marivaux, entre otros.
En Inglaterra, la novela de aventuras de índole neoclásica tuvo una gran cantidad de adeptos, como Daniel Defoe, Jonathan Swift, Samuel Richardson y Henry Fielding. En la poesía destacaron, John Dryden y Alexander Pope. John Milton quien se puede decir que es renacentista, es considerado junto con Shakespeare una de las cumbre de la literatura anglosajona. En Italia destacaron los dramaturgos Carlos Goldoni y Victor Alfieri. En España, también en el teatro sobresale Leandro de Moratín y los fabulistas Tomas de Iriarte y Felix Maria de Samaniego.
Todos estos personajes revolucionan al mundo y al mismo tiempo sientan las bases del Romanticismo, con su oposición a todo tipo de Absolutismo.
Si el neoclasicismo mantuvo como teoría estética objetivos eminentemente didácticos es lógico que la literatura se alimentara de los últimos descubrimientos, de las nuevas teorías científicas y de los postulados de la nueva ideología ilustrada. El arte estuvo en función de la razón ofreciendo una estética normativa intelectual y objetiva en la que quedaban desplazadas las afecciones sentimentales. La libertad sentimental era entendida como una forma primitiva de creación que se separaba, en si misma, de las normas ilustradas del ser humano pensante. Sin embargo, más que aportar genios ala cultura universal, el neoclasicismo produjo ingenios. No alcanzo la originalidad de un nuevo arte, sino imitaciones bastante perfectas de los antiguos modelos griegos.

CARACTERÍSTICAS DEL NEOCLASICISMO
Generales:
Verosimilitud, todos los sucedidos debían de ser posibles, por lo que se omitía no solo lo insólito y anormal, sino también lo cotidiano
Imitación de la naturaleza humana solamente del lado bueno ya que la literatura tenía una función moral
Decoro interno, equivalente a la unidad del tono, los personajes debían permanecer inconmovibles y comportarse de la misma manera de principio a fin
Decoro externo, que es respetar las leyes morales de la sociedad
Función moral y didáctica pero también de agradar y conmover al publico
El arte debía de ser una síntesis totalitaria entre lo bello y lo útil
La norma y el orden se hicieron indispensables para la creación literaria
La creación literaria se transformo en maneras supuestamente sencillas y naturales
Los principales principios son: la imitación, la simetría, la frialdad y la rigidez

Biografía de Andrés Bello
Andrés de Jesús María y José Bello López (Caracas29 de noviembre de 1781 - Santiago de Chile15 de octubre de 1865) fue un filósofopoetafilólogoeducador y jurista venezolano, considerado como uno de los humanistas más importantes de América. De una profunda educación autodidacta, nació en la ciudad de Caracas, capital de la para entonces Capitanía General de Venezuela, donde vivió hasta 1810. Fue maestro del Libertador Simón Bolívar y participó en el proceso revolucionario que llevaría a la independencia de Venezuela. Como parte del bando revolucionario, integró la primera misión diplomática a Londres conjuntamente con Luis López Méndezy Simón Bolívar. En Londres reside por casi dos décadas y en 1829 se embarca para Chile, donde es contratado por el gobierno, desarrollando grandes obras en el campo del derecho y las humanidades. Como reconocimiento a su mérito humanístico, el Congreso Nacional de Chile le otorgó la nacionalidad por gracia en 1832. Poeta, ensayista, politico, traductor y humanista venezolano. Revolucionario partícipe del proceso de independencia de su país y diplomático reconocido. Además de su obra poética se destaca su preocupación por el cuidado del idioma y su labor como gramático. Parte de su obra poética se encuentra compilada en El romance a un samán, A un artista y Mis deseos.
En Santiago alcanzaría a desempeñar cargos como senador y profesor, además de dirigir diversos periódicos del lugar. En su desempeño como legislador sería el principal impulsor y redactor del Código Civil, una de las obras jurídicas americanas más novedosas e influyentes de su época. Bajo su inspiración y con su decisivo apoyo, en 1842 se crea la Universidad de Chile, institución de la que se convertirá en su primer rector por más de dos décadas. Entre sus principales obras, se cuenta su Gramática del idioma castellano (Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos y los esclavos españoles), los Principios del derecho de gentes, la poesía Silva a la agricultura de la zona tórrida y el Resumen de la Historia de Venezuela.


Contenido ideológico en la poesía de Bello
Al ser su formación netamente clásica, los maestros favoritos fueron Virgilio y Horacio, por lo tanto se puede decir que describe objetivamente la naturaleza, sigue modelos de la antigüedad y no se deja arrebatar por la imaginación y el sentimiento. Cuando viaja a Londres, esta capital es uno de los primeros centros románticos del mundo. El poeta se aproxima un poco a la nueva tendencia, su formación clásica cede algo ante la influencia romántica. Para esta época, la añoranza de su patria se convierte en el leif-motiv. Los infortunios no abatieron ni desalentaron su orientación, ni sus legítimas ambiciones; al contrario, al cambiar de perspectiva, la contemplación del mundo aumenta en amplitud su campo de estudio; profundiza más cada análisis, cada conocimiento. Bello se lanza a empresas de vasta resonancia en vista al Continente Americano. Las revistas enciclopédicas “Biblioteca Americana” y “Repertorio Americano” que dirige desde Londres hacia los países hispanoparlantes, sus investigaciones, su labor de crítico y su obra poética, son la prueba elocuente de su misión.
Tanto el momento que se vive en Europa para cuando Bello reside en Londres (la amenaza napoleónica), como el momento que vivía América (completaba su independencia política y se disponía a ordenar la vida social, política y cultural) influyeron para que la mentalidad de este gran erudito evolucionara. Vive en esa ciudad en plena vibración creadora, preparándose con gran tenacidad para Hispanoamérica que necesitaría de la acción de sus hijos para el progreso de los nuevos estados. Las concepciones poéticas, elaboradas en Londres, significan la expresión de esta idea. Sus trabajos de Derecho Internacional, las revistas ya mencionadas, las investigaciones gramaticales y las literarias están puestas al logro de la vinculación de la cultura europea e hispanoamericana en el Continente Americano.


 Pensamiento Filosófico
Bello desde muy pequeño tuvo fuerte influencia religiosa, sus primeros maestros fueron sacerdotes.
En su juventud estudió a la perfección la doctrina peripatética y escolástica bajo la 
dirección de un presbítero; tuvo un profundo conocimiento de los procederes de raciocinio empleados por esta escuela.
Durante su larga permanencia en Londres, estudió y meditó las 
teorías de los filósofos ingleses.
Fue la filosofía un ramo muy de su gusto, a que siempre prestó particular consideración Tenía la pasión del estudio, todo lo que fuese 
investigación erudita le atraía y le llevaba a nuevos campos de lectura y meditación.
Defendía la libertad y oponía el espíritu bárbaro del militarismo, el acuerdo de los ciudadanos por la paz.
Era amante de la naturaleza y de la 
poesía, de sentimientos nobles - inculcados por sus padres.
"Si vida transcurrió callada y mansa como la corriente de los ríos caudalosos que desdeñan el bullicio de los arroyos. Sus
sólidos estudios humanistas dieron a su visión aquella amplitud que produce el 
equilibrio. En todas las cosas puso medida. Jamás exageró. Poseyó como nadie el celebrado ne quid nimis horaciano. Amó, por eso, lo propio de América, pero sin hacer por eso desdenes a lo Europeo; respetó a España y apretó el vínculo del idioma que os une a ella, más si sujetársele en lo político y sin olvidar la conveniencia de conocer algunas lenguas extrajeras; quiso una más estrecha unión entre las naciones hispanoamericanas y hubiera suscrito gustoso el himno latino de Caro, sin convertir, empero, esa unión en un ariete contra la gran república del norte"
"La prudencia fue virtud solariega suya y le hizo huir de las posturas temerarias procurando siempre conservar una dignidad modesta. Su formación clásica y su cristianismo auténtico, le llevaron a ser tolerante y comprensivo. Entendió la religión tal como la entendía Newman cuando decía que el verdadero cristiano no podía ser parcial, ni exclusivo, ni impetuoso, ni indeciso, sino paciente, recogido, majestuosamente tranquilo y siempre atento a lo que habría de venir."
"Su idea central es la de que una 
democracia que no puede subsistir si no va respaldada por una educación adecuada para los ciudadanos."
"Insiste en la necesidad de que la educación sea integral, sólida y cimentada en la base inconmovible de la religión cristiana. Muéstrase partidario de la enseñanza profesional como base de la grandeza material de una 
nación y de la seguridad económica de los ciudadanos."

Periodos de la Historia literaria

Orígenes de la Literatura

              La Literatura nace asociada a la capacidad de nuestros antepasados para inventar situaciones a partir sus propias experiencias, que fueron seguramente trasmitidas de generación en generación hasta convertirse en cuentos y más adelante en mitos que buscaban explicar la realidad. La persistencia de los mitos se mantiene en realidad hasta alrededor del año 600 a.C cuando en Grecia se inventa una nueva manera de pensar con el nacimiento de la filosofía.
          Una parte importante en la experiencia del hombre de las cavernas cuaternario debió constituir la presencia traumática de fenómenos naturales que se situaban más allá de toda compresión de los primeros hombres de las cavernas. La lluvia, la alternancia de sol y de la luna, los cambios de la naturaleza o simplemente la presencia de fuego en algún árbol incendiado por la acción impetuosa del rayo, debieron constituir fenómenos aterradores que fueron posteriormente reverenciado como dioses, dando nacimiento en su forma más acabada a la mitología. El asombro frente a lo que no se comprendía y la necesidad de explicarlo debieron ser una de las primeras actitudes del hombre frente a la naturaleza. Sin embargo, todo ese remoto pasado no puede ser más que imaginado. Sin embargo, es el arte mural el que, por su grandiosidad, continua acaparando la atención del especialista y la admiración universal. 
 Las primeras formas reconocidas de algún tipo de escritura inventada por el hombre fueron representaciones pictóricas, de manera que la pintura viene a ser el antecedente más remoto de la escritura sirviendo, en este caso, como un eslabón perdido entre la literatura, tal como la conocemos, y la prehistoria de la humanidad. Para muchos, la función de estas pinturas encontradas en remotas y a veces inaccesibles cuevas, debía estar vinculada a rituales mágico - religioso. Este tipo de vinculación entre literatura y religión se van a mantener en las primeras manifestaciones literarias de la humanidad trasmitidas en forma de mitos. Son numerosos los escritos encontrados en hallazgos arqueológicos que representan salmos, himnos, alabanzas a simplemente la visión cosmogónica de pueblos antiguo, expresado en un lenguaje literario y claramente dirigidas no a un receptor individual sino a los hombres en general. Las primeras manifestaciones claramente literarias de las cuales se conservan testimonio, van a ubicarse en Mesopotamia, región situada principalmente en lo que modernamente ocupa la República de Irak.

Cronología de Movimientos Literarios
 Clasificación general de las distintas etapas por las que ha evolucionado la literatura. Suele tomarse la siguiente clasificación cronológica:
 1. Clasicismo (del siglo V a.C. al V d.C.) Se centra fundamentalmente en la antigua Grecia y en el Imperio Romano y se caracteriza por buscar la armonía y el equilibrio entre el fondo y la forma. Obras clásicas inolvidables son La Ilíada y La Odisea de Homero o La Eneida de Virgilio.
2. Medieval (del siglo V al XV) Se produjo en Europa, principalmente al fragmentarse en Imperio Romano, dando lugar a las distintas lenguas romances. Las obras solían ser de contenido caballeresco o religioso, con glosas a los dioses y a los grandes héroes. Obras fundamentales de la época medieval son por ejemplo El cantar de los Nibelungos, La canción de Roldán y el Mío Cid, todos ellos en verso y anónimos, En prosa merecen mención aparte el arcipreste de Hita con el Libro de buen amor y D. Juan Manuel, sobrino de Alfonso X el Sabio, que escribió la famosa obras El Conde Lucanor.
3. Renacimiento (XV-XVI) Iniciada en Italia y propagada después por toda Europa, se caracteriza por el auge de las artes y la importancia central que toma el hombre. Son siempre obras de gran riqueza en las que la novela se convierte en el género más cultivado, apareciendo también la lírica y el teatro. La divina comedia de Dante o El decamerón de Bocaccio son buenos ejemplos de este periodo, en el que hay que destacar la invención de la imprenta en el siglo XV, que trae con ella una democratización de la literatura acercándola por fin al pueblo.
4. Barroquismo (XVII) Se trata de una extensión del renacimiento, surgida en un mundo en crisis, económica y social que llevan a una visión negativa del mundo. La mejor expresión del Barroco la encontramos en España, donde hubo dos escuelas: el Culteranismo, que pretende crear belleza por medio de la forma y cuyo representante fundamental fue Luis de Góngora, y el Conceptismo, que se preocupa por el contenido, utilizando conceptos más profundos. Los principales exponentes del Conceptismo son Quevedo y Gracián.
5. Neoclasicismo (XVIII) Representa una vuelta atrás a los valores clásicos griego u romanos, en busca de su equilibrio y serenidad. Existe también un interés por reformar al ciudadano. Una obra fundamental de esta época es El sí de las niñas de Fernández de Moratín. 
6. Romanticismo (XIX, primera mitad). Constituye una vuelta a la imaginación, abandonándose la frialdad del neoclasicismo. Los sentimientos, la imaginación y los valores son el núcleo de la nueva literatura de esta época. Una obra fundamental del periodo es Don Álvaro o la fuerza del sino del Duque de Rivas. 
7. Realismo (XIX, segunda mitad) Surgido en Francia, supone la irrupción de los escenarios locales y del lenguaje popular, acercando la literatura a la realidad social. Algunas obras importantes de este periodo con: Rojo y negro de Stendhal y Crimen y castigo de Feidor Dostoievsky.
8. Modernismo (finales del siglo XIX y principios del XX) Se busca lo natural como la calve fundamental para resaltar las creaciones. Algunas obras fundamentales con Azul de Rubén Darío y El Ismaelito de José Martí.
9. Vanguardismo (primera mitad del siglo XX) Los grupos de Vanguardia surgieron como un intento de transformación de la literatura, negando el pasado y primando la originalidad por encima incluso de la realidad. Algunas obras importantes son Manifiesto surrealista de André Bretón y Luna Park de Luis Cardoza y Aragón.
10. Pos vanguardismo (mediados del siglo XX) Influenciado por las teorías marxistas, rechaza el idealismo vanguardista y busca volver a la realidad. La estética pierde importancia frente al contenido. Obras características son Anti poesía de Nicanor Parra y Epigramas de Ernesto Cardenal.
11. Posmodernismo (finales del siglo XX) Tras el agotamiento de las fórmulas literarias habituales se busca, ahora, la experimentación. Surgen relatos circulares, juegos de palabras, la mezcla de disciplinas artísticas y, en definitiva, cualquier recurso que nos acerque más al verdadero arte. Por destacar algunas obras podemos citar Rayuela de Julio Cortázar, El nombre de la rosa de Humberto Eco o Tres tristes tigres de Guillermo Cabrera Infante.